dilluns, 18 d’abril del 2011

500 francos

La tarde era plácida. Abril en Bretaña es una transición correcta. Del frío se pasa progresivamente a una primavera amable, en que los árboles empiezan a florecer, el agua se serena y el sol, aunque frágil, alumbra lo suficiente.
Lena se levantó de la siesta. Esa costumbre española poco reconocida en el norte de Francia, a ella le serenaba, y no sabía porqué. Se levantaba de muy mal humor porque había soñado mucho...Ojos llorosos, labios apretados y manos en tensión. Aun así, era consciente de su propia identidad. En realidad se llamaba Elena, pero los franceses no habían entendido su nombre. Elena era demasiado complicado para ellos, sobre todo sin hache. Era consciente de que en realidad era una española de seis años, refugiada de padres republicanos y encima tenía que torear con los nazis, y con ese ambiente tan raro que se vivía en Francia en el año 46.
Decidió ir a ver a Joelle, su única amiga.
Al salir, su madre la retuvo: hay que ir a pagar el alquiler-dijo Josefina-toma este billete y se lo das a Madame Papay. Ten cuidado, son 500 francos.
Lena cogió el billete en su mano izquierda y salió por la puerta. Ouaouh!!! podría subir a los árboles con su amiga y comerse alguna fruta: ciruelas, manzanas...humm!
Giró la esquina. Joelle estaba allí, con las piernas colgando encima del murete.
-Où est-ce que l'on va?-dijo Joelle
Léna pensó:manzanas, ciruelas, o peras?
Y con su mano izquierda le cogió la mano derecha...

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